Los resultados dependen sobretodo del profesional que los realiza.
El grado de especialización, experiencia y el gusto estético del médico es clave para el resultado. Yo acostumbro a decir que si a nivel popular se conocieran realmente los casos de rejuvenecimiento facial que obtenemos a diario en nuestras consultas, aún se harían más tratamientos. No se trata de rellenar arrugas, pero tampoco de rellenar todo el rostro de forma indiscriminada, obteniendo caras artificiales y poco expresivas.
El profesional debe diagnosticar detenidamente las proporciones, el proceso individual de envejecimiento y las características personales de cada paciente, para después utilizando una técnica especializada y precisa, y un producto de calidad, poder asegurar el resultado y la seguridad del tratamiento.
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